El tambor

Historia

– Por Julio Garrido Ramos –

La historia del judío es apasionada y apasionante. Escrita normalmente desde el tambor, su historia hay que atreverse a indagar sobre ella acallando los sonidos de sus eternos tambores para encontrar que su idiosincrasia, la esencia misma y viva del judío nos viene de mucho más atrás de ese instrumento tan religioso y mundano, a la vez, que es el tambor. El vivir, el sentir y el ser del judío está vivo desde sus orígenes hasta nuestros días.

La fuerza arrolladora del judío le viene de los avatares de su propia historia. Destaca de entre todos los pueblos que componen las tamboradas de las Jornadas Nacionales los Pueblos del Tambor y el Bombo, por una indumentaria que rompe todos los estilos propios de la Semana Santa con refulgente casco dorado, adornado con multicolor plumero y cola de crin de caballo blanca o negra, chaqueta roja con pañuelo sujeto al cuello por un anillo y pantalón negro, y un tambor artesanal, de aros de madera y de unos pellejos tensados al límite de su propia resistencia.

Tal es el ímpetu y el empuje que ha desarrollado el judío a través de sus más de tres siglos de existencia, que ha determinado la configuración de la estructura de la propia Semana Santa baenense. Así, las cofradías centenarias de Baena son denominadas de ”la cola blanca” o “coliblancas” y de “ la cola negra” o “colinegras”, dependiendo del color que la cola que lleva el judío en su casco.

Determinante es también su papel en la Semana Santa pues la “turba de judíos” es la encargada de realizar un rico y extenso protocolo en la recogida de autoridades y hermanos mayores, previo al inicio de la procesión. El prendimiento, el “asustar” a los evangelistas, el juego de las monedas, son unos de los “pasos” dignos de verse en nuestra Semana Santa y de las que el judío es su protagonista.

Fruto de sus batallas para poder sobrevivir a numerosas prohibiciones y fruto también por ser el origen de las mismas, le viene su comportamiento contradictorio. Puede ser el más estricto con su protocolo y destacar por su anarquía y desorden más absoluto en un momento determinado.

Año de 1660

Lo primero que tenemos que hacer es borrar de nuestra mente es la imagen de nuestro judío de tambor, casco y chaqueta.

Olvidémoslo porque a partir de estos momentos no existe, no es, no está entre nosotros porque estamos en otro siglo, a mediados del XVII. Son otros tiempos y otro el judío.

Dice el texto de Aranda Doncel que viste túnica o calzón de tafetán de vistosos y llamativos colores.

El judío representaba y representa hoy día al pueblo, constituye el pueblo judío dentro de la Semana Santa que se inicia después del Concilio de Trento en 1565, incorporándose a partir ese mismo momento a las procesiones.

Por supuesto que esta figura no podemos concretarla en exclusiva a Baena, ya que el judío es un personaje popular de todas las poblaciones y portaba túnica, careta y peluca.

Estamos hacia el año 1660. Esta es nuestra primera fecha importante.

Año de 1743

Las prohibiciones de los obispos de Córdoba van a jugar un factor determinante en la configuración de la Semana Santa cordobesa porque estas fueron muchas y muy contantes en el tiempo, desplazándose ellos mismos a los diferentes pueblos para comprobar unas veces los abusos en las procesiones y otras el grado de su cumplimiento o tratar las propias prohibiciones.

Estas iban encaminadas a restaurar el ayuno quebrantado en las procesiones y más concretamente por los excesos en las colaciones de los hermanos al final de las mismas.

El otro asunto en el que se hizo mucho hincapié fue en la supresión de los cubre rostros en los penitentes pues aprovechaban para proferir insultos y blasfemias.

Por lo que se ve, el anonimato es de todas las épocas, porque no hay más que recordar como en los carnavales, encubiertos en un disfraz, se ha utilizado para la burla y el escarnio, y hoy día amparándose en un alias se vierte cualquier tipo de opinión en los foros de internet.

En febrero de ese año se promulga un edicto muy genérico contra los abusos en procesiones de Semana Santa y veneración de sus sagradas funciones que no solo entibian el fervor de los fieles sino que son causa de muchos y graves pecados…

El obispo Miguel Vicente Cebrián realiza una visita pastoral a Baena y conoce la manera de celebrar nuestra Semana Santa y lo mismo hace en otras localidades.

Lo que ve no debe de agradarle y mucho pues dictamina lo siguiente:

Lo primero, que en las procesiones que se hacen en Semana Santa no se permitan personas algunas que representen a los Apóstoles, Evangelistas y Sibilinas, ni tampoco a Pilatos ni los Judíos; ni se hagan pasos de la Pasión del Señor, ni sacerdote alguno ni secular haga de Nuestro Dulcísimo Dueño Jesús…

Lo tercero, que se empiecen todas las procesiones de Semana Santa que se hacen por la tarde a tiempo de que se concluyan y estén en la Iglesia de donde salieron antes del anochecer y las que se hacen por la mañana no salgan de la Iglesia hasta después de haver amanecido….

Lo quarto, mandamos que no concurran a dichas processiones ni qualesquiera otras, mujeres alguna con penitencia, con los pies descalzos, con túnicas o de otra manera…

Lo sexto, mandamos que no den los mayordomos ni cofradías colaciones en dichos días, ni refrescos o agasajos por ser estas expresiones, demostraciones de fiesta y no de la mortificación que deben de tener los fieles en estos días en memoria de la Muerte de Nuestro Redemptor.

Vemos que de una tacada prohíbe los pasos, las figuras bíblicas y a nuestro judío. A los flagelantes y a la mujer en las procesiones y están tendrán que ser todas a las luz del día.

Esto supuso una fuerte oposición de las cofradías y de la población por querer desterrar unas costumbres tan arraigadas y se niegan, y se resisten a aceptar tales prohibiciones.

Año de 1804, febrero

Un testamento de la época dice lo siguiente: “Como es de costumbre rancia, Eusebio Romero redactó ayer su testamento: Que mi cuerpo sea amortajado en ávito de señor San Francisco, conducido a enterrar en caxa de madera forrada en el mismo a la Iglesia Parroquial de San Bartolomé, o en su defecto a la de Santa María la Mayor, por quatro hermanos de la turba de Jesús Nazareno de que soy individuo”.

Estos datos que nos aporta este testamento son muy interesantes, porque vemos, como aquellos judíos, que llevan ya un siglo y medio de existencia, estaban perfectamente organizados en una turba dentro de una cofradía concreta.

Dice también, que se trata de una costumbre rancia, que viene de muchos años atrás, que tienen unos estatutos que los reglamentaban, porque se tenía derecho a ser llevado a hombros por cuatro judíos con hábito de franciscano.

Es interesante precisar que una turba se define como una muchedumbre de gente desordenada, que fácilmente provoca un tumulto y el desgobierno. Sin embargo, en Baena el significado de turba es sinónimo del orden, el protocolo y la recogida.

Está claro que el judío, a estas alturas, está muy estructurado y muy consolidado en la Semana Santa.

Año de 1819-1820

En este año el obispo Pedro Antonio de Trevilla intenta de nuevo el cumplimiento del edicto dado en 1807 y sus intenciones son claras, tajantes y precisas y afectan de lleno a nuestra Semana Santa. En el decreto episcopal se suprimen la escenificación del Descendimiento, el sermón de la Pasión de la plaza del Coso, el sorteo de la túnica, el acto del prendimiento, los pasos a las casas de los Pontífices, la coronación de espinas y otros pasos, las figuras bíblicas, los apóstoles, los evangelistas y los judíos.

Pero Fray Juan Ruiz se atreve a solicitarle que, al menos, se mantenga la escenificación de la Plaza del Coso.

Consecuencia de estos edictos

Semana Santa de 1819

Esta Semana Santa pasará a los anales de la historia y el judío es un gran protagonista

Miércoles Santo

Antes de la salida de la procesión el vicario de la misma advierte al hermano mayor y al mayordomo que esta debe de respetar el horario establecido por el Obispo y no se produjo ningún incidente.

En Baena en el antedicho día, mes y año a ora de las cinco de la tarde el señor Don Diego Henares y Tienda, presbítero vicarios de las yglesias de esta villa, acompañado de mí, el infrascripto notario, y de Féliz Roldán, alguacil eclesiástico, asistió a la procesión de San Diego que salió a dicha ora del combento de San Francisco de la misma y volvió a entrar a puestas de sol…

Jueves Santo

En la mañana de este día aparecen judíos paseando por las calles y desafiando claramente las prohibiciones del Obispo, pues lo hacían con las caras cubiertas con carátulas. Inmediatamente el vicario insta al hermano mayor, al alférez y al mayordomo de la Vera Cruz para corregir este desvarío y evitar que de esa manera salgan en procesión.

Lejos de eso, cuando la procesión pasa por lo que llamaban Casas detrás del Cuartel, cuarenta y cinco judíos que estaban reunidos en el patio del señor Conde de Altamira, irrumpen en la procesión. Lo que sigue es tremendo … por medio de las dos filas que formavan los hermanos judíos ya citados se les notificó en voz publica que contrabenían a las ordenes ya citadas: el resultado fue ninguno y los hermanos que fueron cuarenta y cinco siguieron en la procesión el mismo orden y con sus caras tapadas que tenían . Además durante el recorrido se incorporaron algunos profetas.

De inmediato se buscan a los máximos representantes de la Cofradía de la Vera Cruz para notificarles el incidente, también al Alcalde Mayor y a miembros de la Real Justicia que no son encontrados en sus lugares de la procesión. Esta ausencia de autoridad de una y otra índole le hace pensar a Aranda Doncel, que se quitaron de en medio porque no estaban dispuestos a secundar los edictos obispales por temor a un tumulto popular.

Viernes Santo

La mecha está encendida y los ánimos no se calman. El vicario Henares camino de San Francisco para asistir a la procesión se topa en la Puerta Córdoba con Discípulos de Jesús con cara descubierta unos y otros con la carátula y les advierten que no pueden salir así en la procesión. Sin embargo … al entrar por dicha calle Alta, la primera máscara que se presentó al principio de la procesión fue un hermano con el título de Abraan su cara cubierta con carátula y niño de la mano, seguidamente o al poco trecho benían ya incorporados varios hermanos de los ya citados Discípulos, higualmente cubiertas sus caras con carátulas.

La tensión sigue subiendo con el paso del tiempo y el hermano mayor del Dulce Nombre, el presbítero Francisco Obeso, decide suspender la procesión del Santo Entierro debido a la lluvia.

Ante este hecho y a la aglomeración de personas que se estaban reuniendo en el Llano de Guadalupe el Alcalde Mayor hace llamar al vicario de las yglesias Don Diego Henares y Tienda que estaba reunido con el guardián de San Francisco y con el presbítero ecónomo de San Bartolomé y van todos a la Iglesia de Guadalupe. En el camino Don Diego Henares de asusta y se va a su casa de la calle Mesones.

El alcalde mayor Manuel Valdés para evitar un conflicto de orden y calmar los ánimos exaltados decide autorizar la salida de la procesión a pesar de la lluvia. Cabe pensar que tanto el alcalde como el vicario acertaron en sus decisiones pues podemos leer: … y teniendo su merced presente que desde los primeros días de Semana Santa se ohían algunas bozes conspirando contra su vida, determinó marcharse a su casa con toda la precausión posible y desde ayí al tiempo de pasar la procesión , por ser su carrera oficial la calle Mesones donde vive, observar que desorden se advertía y al paso de dicha procesión comúnmentese ohían grandes gritos de los concurrentes, diciendo unos viva María Santísima, otros el que fuere judío que lo quemen, deviendo advertirse que desde que salió la procesión de dicha yglesia combento hasta que bolvió a entrar, que fue bien anochecido, no cesó un instante de llover.

Otros edictos

Lejos de remitir en sus propósitos el Obispo Pedro Antonio de Trevilla insiste en su empeño y saca un reglamento mucho más estricto:

Art. 1º Todas las procesiones de Semana Santa de la ciudad de Córdoba y demás pueblos de este Obispado quedan reducidas a una sola y ésta se celebrará en la tarde del Viernes Santo.

Art. 4º Se sacaran en ella los pasos de la Oración del Huerto, el de Jesús Atado a la Columna, Jesús Nazareno, Jesús Crucificado, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad.

Art. 5º En los pueblos en donde no hubiere todos esos pasos se sacaran los haya de ellos y no otros.

El reglamento suprime además los palios, las alhajas en las imágenes, las representaciones del Antiguo y Nuevo testamento, los pasos del Descendimiento, el de los Apóstoles, Discípulos de Jesús, Ángeles, Sivilas, Virtudes y también a partir de ahora no se permitirán túnicas, caperuzas, morriones, soldadesca ni distinción alguna que pueda llamar la atención.

Este edicto desarbola y desnuda por completo a la Semana Santa y el judío queda fulminado en este decreto y parece estar tocado de muerte.

Asegura, Aranda Doncel, que este reglamento no llegó tener vigencia en Baena por una manifestación inequívoca de los miembros del ayuntamiento a favor de la Semana Santa, por la frontal oposición del vecindario y de las cofradías penitenciales. En definitiva es oposición de la sociedad de Baena que, por lo que se puede comprobar, siempre ha estado inmersa en la semana santa.

El judío de lanza

Año de 1846, 20 de abril

“Desde hace unos años se han incorporado a las distintas cofradías de Baena cuadrillas de hermanos que visten ropaje militar y portan lanzas en sus manos. Desaparecidos los tradicionales judíos de careta y peluca, se hacen llamar también judíos y visten chaquetas rojas, morrión militar en la cabeza y desfilan detrás de un tambor”.

Vemos que el cambio del judío es radical: de túnica, careta y peluca a chaqueta roja y morrión militar.

El texto dice que desfilan detrás de un tambor. Un solo tambor que marca el paso a los demás judíos que llevan lanzas.

Nosotros nos quitamos el tambor para hacer el prendimiento porque éste no es un instrumento de guerra, con un tambor no podemos apresar a nadie, pero con una lanza sí. Este es un motivo muy importante para portas lanzas porque nuestro judío de túnica, careta y peluca ya hacía el prendimiento y eso lo recoge el judío de lanza.

Nos dice el texto que desde hace años…Si las prohibiciones fueron en 1819 y en el 1846 ya hace años que los judíos visten ropaje militar, quiere decir que el cambio fue radical, muy drástico y muy rápido.

Pero los sentimientos parecen que no han cambiado, en el fondo siguen siendo los mismos pues … se hacen llamar también judíos. Anárquicos como el judío de careta pues son ellos mismos los que se autoproclaman como tales, son las mismas personas que no quieren dejar de ser lo que fueron y por eso el judío de lanza mantienen viva su misma esencia, esa no ha podido cambiarla ninguna prohibición, ni ningún decreto ni ningún obispo y es la misma que alienta al judío de hoy y se hunden en sus mismas raíces.

Las turbas de judíos

En el libro de cabildos de la cofradía de la Vera Cruz el 19 de abril de 1846 se puede leer: "... se presentó José Cabezas y Ortiz y espresó que barias personas le han rogado forme una Cuadrilla de hermanos de Jesús con la denominación de Judíos que queden agregados desde ahora a esta Cofradía del mismo modo que los tienen las demás Cofradías de Semana Santa en esta Villa…..presentará la lista a lo menos de doce hermanos, con los pretendientes que se crean necesarios, siendo de su cuenta respectiva costear los utensilios necesarios ". (Transcripción de Juan Torrico Lomeña del Libro de Actas de la Cofradía de la Vera Cruz)

El texto nos deja bien claro que en 1846 todas las cofradías tienen su propia turba de judíos y se continúa con la misma organización de cuando el judío llevaba carátula.

Turba, cofradías, prendimiento. Todo esto que está vigente en el siglo XXI procede el judío de túnica, careta y peluca y nos ha llegado a través del judío de lanza.

Año de 1860

Los estatutos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de este año dicen lo siguiente: La hermandad de judíos, cuyo instituto es representar al Pueblo en toda la pasión y muerte del Redentor y Salvador del mundo, constará en esta cofradía de seis cuadrillas, una de ellas de alabarderos, y compuesta de veinte y cinco plazas lo menos cada una, incluso el Cuadrillero, con una sola Bandera para todas ellas y cajas de guerra para reunirlas.

Siempre se ha creído que esas cinco cuadrillas eran de tambores pero no es así. Son de lanzas porque las cajas de guerra, los tambores, era para reunir a las cuadrillas y para marcar el paso a los llevan lanzas como ya se había visto en 1845.

Se tiene la idea de que lanza y alabarda son sinónimos. Pero el texto especifica lo de alabarderos, porque la alabarda es como una lanza pero que no acaba en punta de flecha, sino en una cruceta con un extremo casi en forma de hacha y el opuesto con diferentes formas. Un arma más contundente que la lanza.

Año de 1861. Viernes Santo

El texto de 1846 nos describe al judío portando lanzas y estas no son solo una parte del uniforme sino una auténtica arma como se deduce del incidente del Viernes Santo de 1861 al intentar la Autoridad cambiar el itinerario de la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Se trataba de dejar de pasar por el adarve, en las puertas de Santa María la Mayor, o hacerlo por la carrera actual.

Los ánimos estaban excitadísimos, yo puedo imaginar la misma tensión que se palparía en 1819 cuando en el Llano de Guadalupe se decidía la salida de la procesión el Viernes Santo por la noche.

La procesión discurre sin problemas por el nuevo recorrido hasta que Jesús llega a la intercepción de la Puerta de Córdoba con la Travesía Francisco Valverde. Ese era el lugar y el sitio clave.

De pronto se oyen voces de: “Jesús por su carrera antigua”. Se produce un gravísimo altercado: “....la imprudencia de lanzar con tanta ligereza a la Guardia Civil a la calle, atropellando a centenares de hombres que formaban en la procesión, armados de lanzas y alabardas a los que les hubiera bastado breve tiempo para poner fuera de combate a los 7 u 8 guardias que peleaban furiosos sin llevar otras armas que sus sables”.

Sables, lanzas y alabardas. Se podría haber producido una auténtica tragedia si los judíos de lanzas , mínimo 150, deciden entrar en combate.

El incidente fue tan grave que el itinerario que hubo que esperar 90 para poder cambiarlo.

Año de 1895, 21 de septiembre a 1908

“Tras acordar la celebración de cabildo conjunto las cofradías del Santo Cristo de la Sangre y de la Vera Cruz, ayer se aprobaron los nuevos estatutos y se acordó remitirlos al Obispado para su ratificación definitiva”.

Artículo 37: “Los judíos lanceros llevarán cola negra, mientras que los cuadrilleros, los abanderados, y los hermanos de tambor, cola blanca”.

A estas alturas los conceptos están clarísimos: el que toca el tambor es hermano, el judío es el lancero. No hay mentalidad de tambor, el que vive el sentimiento y el espíritu de judío es el judío de lanza.

Si es verdad que ya habla de varios hermanos de tambor y no de un único tambor.

Artículo 36: “Los hermanos de la turba de judíos llevarán trage de vestir encarnado con franja de color, casco de latón con plumero de color y cola negra, distinguiéndose los cuadrilleros, abanderados y hermanos de caja por usar las colas del casco blancas, llevando los cuadrilleros bastón y los hermanos lanza”.

El “trage” implica chaqueta y pantalón encarnado. Este artículo 36 obliga a la turba de judíos de las dos cofradías que ya tenían cabildos conjuntos y de camino a la Cofradía del Dulce Nombre pues era la misma turba, pero no a la turba de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Aunque estos deberían ir vestidos por el estilo porque este pantalón encarnado se le ha oído referir a varias personas mayores, una de ellas al que fue cuadrillero del 7, Juan Antonio Segura Vives, quien aseguraba que su abuelo se había enterrado de judío y con el pantalón de ese color, y además llevó cola blanca porque era cuadrillero: Juan Antonio Segura Rubio que fue cuadrillero de la 8ª de 1900 a 1909.

Roldan Doncel aporta 2 testimonios orales:

José Mª Pulido Tirado tiene 99 años (muere a los 107 años de edad) cuando Roldan Doncel escribe su libro en 1963. Quiere decir que nació en 1864 y si le damos diez años más para que recuerde nos vamos hacia el año 1874 y dice que he conocido todos los judío (menos uno que tocaba el tambor) con lanzas, con sombrillas o con rosarios.

José Jiménez Alba de 93 años, haciendo las mismas cuantas, nos vamos hacia 1880 cuando dice que tambores había muy pocos.

Un texto de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de 1908 describiendo al judío nos confirma estos testimonios: Pantalón, chaqueta y chaleco, bayeta color rojo, casco latón dorado con cabellera y plumero y lanza en la mano.

Como podemos comprobar ambas turbas siguen caminos paralelos a la hora de vestir y la lanza todavía está en pleno uso.

El judío de tambor

Año de 1908 a 1924

En estos años veinte ya se ha generalizado el toque de tambor pues en 1925 en una junta de la 5ª cuadrilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno se recoge el siguiente acuerdo:

El presidente manifiesta que el objeto de la junta era el verificar el sorteo de los hermanos al objeto de poder contribuir a mantener el buen orden de las procesiones de Semana Santa y el nombramiento de Cabos para poder unificar mejor el toque de los tambores.

Acabamos de ver que 1908 la lanza es parte del judío por lo que hay que pensar que el abandono total de la lanza por el tambor debió de darse entre estas dos fechas: 1908 y 1924.

Y Paco Expósito nos habla de una ordenanza municipal de 1916 por la que se reglamentó el toque de tambor para evitar trasnochados temples de las cajas sin control alguno.

Está claro que el tambor es ya un claro protagonista, pero no obstante las lanzas no han desaparecido por completo pues en 1930 cuando la procesión del Viernes Santo por la mañana va a salir más temprano, cuando todavía es de noche, el cuadrillero de judíos D. José Gan pide que al ser así los judíos que hacen escolta a Jesús en vez de llevar lanzas lleven antorchas durante la noche, colocándose estos a una prudencial distancia de la imagen, todo lo cual quedó acordado.

Año de 1924: el traje actual del judío

Damos por hecho que D. José Gans cuadrillero de la 5ª de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno es el que termina por vestir al judío de hoy, el que le da el último toque.

El Reglamento de la 5ª de Judíos de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de 1924, que cosa curiosa no habla ni de lanzas ni de tambores, en su artículo 5º dice: “…y para los demás actos llevará americana roja, pantalón oscuro, casco con cerda negra y plumero”. Más escueto no puede ser en la manera de describir la indumentaria del judío.

Gans viste solo a su cuadrilla, es un reglamento interno.

Gans y su cuadrilla son referencia es esta década de los años 20. El cuadrillero de la 5ª realiza el primer miserere en 1925 y con tanto éxito que al año siguiente es de la toda la turba y hasta hoy, realiza bailes sociales en su cuadrilla, intenta sacar una procesión el Martes Santo y no lo consigue, pero si logra sacar una procesión nueva el Domingo de Resurrección con la Virgen del Rosario.

Como podemos comprobar hoy día, todas las restantes cuadrillas imitaron su vestimenta.

Funcionamos así, pues basta recordar cuando la 6ª cuadrilla de la cola blanca compró un cuartel en noviembre de 1998, y lo poco que tardó en hacer lo mismo el resto de cuadrillas y otras hermandades.

El pantalón

También hay que pensar, que cada generación está inmersa en el entorno de su propia época y en el vestir es un hecho muy notorio. Un pantalón encarnado solamente es útil para salir de judío, pero un pantalón oscuro lo es para un entierro, un bautizo, para arreglarse para ir al Jubileo, por ejemplo, y es posible que, en algún caso, para asistir a una boda.

La chaqueta

El chaleco debajo de la chaqueta era una prenda de uso muy común en la época y el judío la incorpora a su vestimenta, y como es lógico, cada una del color que tuviese en su casa y no de uso exclusivo para vestirse de judío. La chaqueta y chaleco lleva implícita la corbata, por lo que el judío la lucía a su antojo y sin uniformidad, como ahora lo hacemos con el pañuelo.

El calcetín

El calcetín es una prenda de la que nunca se habla y su uso también va con la época. El blanco era de uso común y se ha llevado hasta hace pocos años.

Hoy día es el calcetín negro el de uso generalizado en nuestra sociedad lo que hace que sea este el que utiliza la mayoría de los judíos.

Pero aún así, a ese judío le falta el toque de uniformidad y homogeneidad que tenemos. En este sentido Pepe Cortes nos dice en su libro: Mis recuerdos de niño, sobre 1952, son los de una turba donde podían contemplarse pantalones de los más variados colores, plumeros de papel, de algodón, de cordones, de plumas, algún judío sin casco, muchos cascos de lata pintados de purpurina y algún otro judío con corbata en lugar de pañuelo, llevando muchos debajo de la chaqueta el correspondiente chaleco de tela.

Año de 1960

Hemos pasado del judío de túnica, careta y greñas de mediados del XVII al judío de lanza y de trage rojo de antes de 1846, y al judío de americana roja y pantalón oscuro de 1924. Y podríamos concluir que, más o menos, en los años 60 tenemos conformado al judío de hoy en uniformidad y homogeneidad.

¡Y de esta manera se ha llegado al judío de hoy! ¡Han pasado 300 años¡

Procedencia militar del traje del judío

El judío se vio abocado a cambiar debido a las prohibiciones que el Obispo de Córdoba Pedro Antonio de Trevilla promulgó desde 1807 hasta 1819.

Hay que volver a recordad el ambiente de una oposición frontal al mismo en todos los sectores de Baena: pueblo, cofradías, alcaldía y religiosos. Por lo cual no es difícil imaginar una reunión al más alto nivel para buscar una solución viable entre los hermanos mayores, presbíteros, el alcalde y Fray Juan Ruiz.

El traje militar era una opción que se vería muy viable por distintas razones:

Ante el Obispado la imagen de un judío anárquico, blasfemo, indisciplinado y profano se cambiaba por el de militar que representa el orden y la disciplina. Un personaje mucho más respetable.

Pero hay otro factor muy importante que debió favorecer este cambio tan radical y es el hecho de que cargos de cofradías ocupaban también cargos municipales y del ejercito.

Julio Fernández aporta datos interesantísimos a este respecto de los libros de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús:

En 1816 Simón Pedro de la Chica: fue Alférez y Maestrante de Caballería de Ronda y Alcalde Constitucional en 1812.

Le sucede en el cargo de Alférez su hijo Buenaventura que es Caballero Maestrante del Real e Ilustre Cuerpo de Caballería de la ciudad de Sevilla. Y a este Joaquín Espinosa en el periodo 1825-1831, que fue alcalde y miembro destacado del Batallón de Voluntarios Realistas con destacamento en Baena.

Y en 1832 es alférez Saturnino Abuin Comandante de Caballería del Regimiento Cuarto de Ligeros con mando en el establecimiento de Remonta en el Reino de Córdoba.

En abril de 1833 es nombrado mayordomo D. José Tienda Ariza y que también llegó a ser alcalde de Baena.

Por su parte Manuel Horcas señala que D. Félix Flores, que muere en 1834, fue Hermano Mayor de la Cofradía de la Vera Cruz y Capitán de la 2ª Compañía de Voluntarios Realistas de Baena.

Vemos que existía una gran relación de cargos importantes que debió de facilitar ese tránsito del judío de careta y túnica al judío de tambor, morrión y chaqueta.

Manuel Horcas sugiere que la actual chaqueta del judío es una transformación de las casacas rojas de estos Voluntarios Realistas. Da a conocer datos del Archivo Municipal de Baena en las liquidaciones correspondientes a los años 1825, 1827 y 1828 en las que se recoge la adquisición de armas, tambores, diversas cantidades de varas de paño rojo y azul y de cinta angosta de algodón blanco (el agremán?) para la elaboración de uniformes. Recordar que las prohibiciones fueron en el 1819-20.

También figura una factura del sastre Fermín Eguzquiza por la hechura de cinca casacas y otra del sastre José Moreno tres casacas de paño rojo y una azul.

Este debió de ser el primer paso porque estamos hablando de 9 casacas que no solucionan el problema de las cuatro turbas.

Se puede pensar que en ese hipotético encuentro del que hablaba antes, la alcaldía se haría cargo de sacar a unos militares que como tales realizasen el Prendimiento los primeros años de esa transición.

Como es lógico cuando el judío de lanza cuajó cada uno se haría con su propia vestimenta.

La cuestión del casco

Hay quien sugiere que el casco es un trofeo de guerra de la batalla de Bailen contra los gabachos, pues hubo baenenses que estuvieron en esa batalla. Esta teoría choca con un grave problema de fechas pues hemos visto que en el 1819 el judío vestía de túnica y careta y la batalla de Bailen fue en 1808.

Cabría la posibilidad de que esos combatientes tuviesen guardados los cascos en sus casas y unos 15 ó 20 años más tarde, cuando el judío se vistió de militar, estos lo aprovechasen para lucirlos como trofeo de guerra. Pero serían muy pocos los judíos que pudiesen lucir dicho trofeo.

Julio Fernández aporta un dato interesante del libro del General Salas Lazarrabal “Historia de la Fuerzas Armadas” y es una orden de 25 de octubre de 1835: ..se dispone que la Caballería se convierta toda en Lanceros y use casco de suela negra con metales dorados y cola de caballo negra”

Coliblancos, Colinegros, Colinegros, Coliblancos

La diferenciación

La diferenciación entre coliblancos y colinegros surge de una manera natural y es consecuencia del cambio de la lanza por el tambor, no surge como consecuencia de la rivalidad

El término de la cola blanca aparece en el libro de actas de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de 14 de abril de 1922 por primera vez y el de colinegro el 8 de abril de 1924. Es un acuerdo entre las cofradías de la Vera Cruz y Cristo de la Sangre y la cofradía de N. P. Jesús Nazareno para que la turba de ésta cofradía participe en las procesiones del Miércoles y Jueves Santo.

No cabe la menor duda que antes de 1924 y 1922 ya habría esa diferenciación y reconocimiento por el color de las colas.

Los colinegros

En esa época, según las estadísticas que nos da Pepe Cortés, la turba de Nuestro Padre Jesús Nazareno tiene unos 300 judíos de lanza. Estos judíos, sencillamente cambian las lanzas por sus tambores y permanecen con su cola negra, pues hay que tener en cuenta que a ellos no les afectaban los estatutos de 1895

Los cuadrilleros, por lo que decía Juan Antonio Segura Vives de su abuelo, continuaron con su cola blanca como distintivo de mando.

Así hemos llegado a los Colinegros.

Los coliblancos

La turba de las otras tres cofradías, la llamada de la cola blanca, tenía unos 84 judíos en 1904 en sus 7 cuadrillas y disminuyó en años posteriores y unos estatutos recién aprobados. Cuando los judíos de lanza con su cola negra desaparecen quedan solo los judíos de tambor con la cola blanca. Y de esta manera tenemos a los Coliblancos

Así es como es como se propone que se dio la separación entre coliblancos y colinegros

Rivalidad

La pregunta que surge, lógicamente, es cómo se llega a la rivalidad entre los llamados de la cola blanca y la cola negra.

La rivalidad y el enfrentamiento entre ambas colas se dan de una manera casi silenciosa desde 1804 hasta 1922-24 que es cuando se manifiesta con toda su fuerza.

Primer hecho diferenciador

El testamento de 1804 nos habla que el judío de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno podía ser enterrado con hábito de San Francisco. Los judíos de las cofradías del Dulce Nombre y Vera Cruz no. Los del Cristo de la Sangre no hay constancia.

Segundo hecho diferenciador

Ya en 1860 la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno tuvo una cuadrilla de alabarderos y las otras tres no.

Tercer hecho diferenciador

Desde 1860 “delante de todos los desfiles procesionales iba un tambor cuyo toque anunciaba el inicio de la procesión. Tal misión correspondía por acuerdo de las cuatro cofradía a una caja cuyo propietario era D. José Ocaña Mármol, cuadrillero de la 1ª cuadrilla de la Hermandad de Judíos de la Cofradía de N. P. Jesús Nazareno”.

Esto llegó a originar muchísimos problemas y una seria de tensiones por lo que no hubo más remedio que suprimirlo. Ese hecho, visto hoy, nos parece una verdadera locura y no imaginamos como pudo llevarse a cabo. Lo cierto es que ocurrió y este hecho suma un punto más para una rivalidad: creó problemas y tensiones. ¡El vaso se va llenando poco a poco!

Cuarto hecho diferenciador

La turba de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno salía en las procesiones de las otras tres por acuerdo entre ellas, pero no al revés. Y duró hasta 1922.

Quinto hecho diferenciador

La turba de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno ha logrado sobrevivir a los malos tiempos de penuria y las otras han tenido que fusionarse. Poco a poco se van sumando motivos que diferencian y que, en definitiva, van distanciando.

Quinto hecho diferenciador

El hecho mismo de llamarse de la cola blanca y de la cola negra implica una identidad diferente.

Sexto hecho: la ruptura

Y la gota que debió colmar el vaso ocurrió en 1922. La turba de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno sale en todas las procesiones hasta antes de 1922.

El cabildo de la Cofradía de N. P. Jesús Nazareno de 14 de abril 1923 recoge un incidente del Viernes Santo de 1922: “En virtud de los desagradables sucesos que habían ocurrido el pasado Viernes Santo al intentar los judíos de esta cofradía, salir en la procesión del Santo Entierro, por haberse opuesto los llamados de la cola blanca”.

Consecuencias inmediatas

Este acontecimiento ocurre en 1922. En 1923 se recoge en el libro de acta y, cosa curiosa, en 1924 se toman medidas contundentes pues la 5ª cuadrilla de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que es referencia por estas fechas, redacta un reglamento y en su artículo 10 dice textualmente: “Queda facultado el Cuadrillero para dar de baja en la Cuadrilla, con pérdida de todo los derechos, al hermano que se hubiese alistado en algunas de las cuadrillas que pertenecen a la cola blanca, siempre que se demuestre el hecho”.

Debió de escocer mucho, el no salir en la procesión del Santo Entierro porque, como se ve, las represalias se tomaron rápidamente.

Es más, se podría asegurar que fue en este momento concreto cuando los cuadrilleros de la cola negra dejaron atrás su cola blanca y se pusieron la cola negra como signo evidente de ruptura con todo lo que fuese la cola blanca.

La rivalidad se extiende a las cofradías

Antonio Mesa Priego es exhaustivo aportando datos interesantísimos sobre las milicias, su financiación, su relación con las cofradías, la bandera, los cuarteles y un largo etc. y, leyéndolo, no cabe duda que la rivalidad entre Coliblancos y Colinegros, fue originada por los judíos de ambas colas como acabamos de ver, porque en temas que no fuese de tambor, Antonio Mesa nos muestra una buena avenencia entre los hermanos mayores de las cofradías de la época. Y prueba de ello es que incluso, en ese famoso año de 1924, los hermanos mayores se reunieron en diferentes ocasiones, e incluso con el delegado de gubernativo Basilio Quesada Pascual, para solventar el tema del Viernes Santo. Y el acta termina diciendo … por haberse opuesto los llamados de la cola blanca”. Es decir, los judíos.

El futuro del judío

La pregunta lógica que cabe hacerse ahora es: ¿Cuál es el futuro? ¿Qué cambios nos traerá los años venideros? En el año 1989, en la revista Cabildo, alguien tuvo la gran osadía de imaginar un posible futuro, otra realidad, que nos situaba en el año 2089:

Chaqueta de color fluorescente que cambia de tonalidad gracias a una célula fotoeléctrica. Pantalón negro aeroespacial, que refresca las piernas cuando el sol aprieta y hace lo contrario en la fría madrugada del Viernes Santo. Casco de una aleación especial que evita cualquier incomodidad derivada del peso o del calor ambiental. Plumero con un sistema de rayo laser que lo hace variablemente multicolor.

Continua con un tambor redondo o cuadrado, con un botón para plegarlo o desplegarlo, que se puede llevar en un bolsillo, electrónico, baquetas de cadmio…. El artículo lo firmaba Manuel Piedrahita Toro, corresponsal de TVE en la capital alemana de Bonn desde 1975 a 1961.

El sentir judío

Amamos aquello que conocemos y este pequeño recorrido por lo que ha sido nuestro existir durante unos cuatrocientos años, pretende dar a conocer al judío en toda su extensión, hacer sentir al judío de hoy, que toca el tambor, que nuestra historia y nuestras raíces se ahondan en los años del judío con careta, peluca y túnica, en ese judío de lanza y que representamos al mismo pueblo judío de antaño y al igual que entonces, hacemos el prendimiento y vamos en una turba.

El judío cuando piense quien es, debe levantar la mirada y encontrarse con todo el peso de la historia sobre sus hombros, que se sienta participe de toda la honda tradición de la Semana Santa de Baena y que sepa, que sobre esos mismos hombros le recae la responsabilidad de entregar a las generaciones que ya están entre nosotros, la imagen de un judío jalonado de una bella y apasionante historia.

Somos más que el tambor, que lanza y que la careta.

Somos judíos.

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